domingo, 23 de diciembre de 2007

Crianza de camélidos


Los camélidos conformaban una fuente valiosa de recursos. Su carne se consumía fresca o en charqui y chalona; con su lana confeccionaban hilos y tejidos; sus huesos, cuero, grasa y excrementos tenían aplicaciones diversas como: instrumentos musicales, calzado, medicinas y abono respectivamente. También eran animales preferidos para los sacrificios religiosos. Los rebaños comunales de camélidos se encontraban al cuidado de jóvenes, cuyas edades fluctuaban entre los doce y dieciséis años. En zonas donde los rebaños comunales eran grandes, como la región del altiplano, a donde los pastos estaban lejos, es probable que su cuidado haya estado en manos de un especialista a dedicación exclusiva. Los cronistas mencionan dos nombres quechuas para los pastores: llama michi -que Garcilaso asocia con una baja condición social- y llama camayos, que designaba al cuidador de llamas o empleado responsable de los hatos. Los pastores estatales respondían por los animales que se encontraban a su cargo, cuya contabilidad y supervisión eran hechas por funcionarios designados por el Estado.

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